Por: OMAIRA SAUCEDO

El mundo se encuentra, desde hace más de tres meses, sumido en esta durísima situación que se ha llevado miles de vidas humanas, a la vez que crece y amenaza con acabar con millones de vidas empresariales. Así pues, la principal medida tomada para mitigar la propagación del virus ha sido la cuarentena, la misma que podría entenderse como un suicidio empresarial, que acabaría principalmente con las micro y las pequeñas empresas del país. Ésta no es la primera pandemia a la que nos enfrentamos ni tampoco será la última.

Distintos sectores empresariales han presentado al gobierno requerimientos y sugerencias sobre medidas que buscan obtener el apoyo del Estado para poder sobrellevar esta situación. Mientras eso sucede, resulta necesario mirar la situación desde una perspectiva positiva. Puede que, por ahora, no podamos generar dinero, pero lo que sí podemos es generar valor a nuestros productos y servicios de formas que antes no hubiéramos imaginado, y para ello tenemos a nuestro favor la tecnología, el internet y la nube (almacenamiento en línea).

 Con la situación actual, la curva de digitalización de los productos y servicios tiende a crecer de manera acelerada debido a las nuevas costumbres que están adquiriendo los usuarios a nivel mundial, consumiendo mucho más a través de la tecnología. Se nos está acabando la opción de elegir entre vender por un canal físico o por uno digital; ahora mismo estamos obligados a contar con ambas vías, tanto la física como la digital. Se trata de probar, adaptar y responder.

La nueva ventaja competitiva será la capacidad de organización flexible y digital de las empresas, y si lo hacemos de manera colectiva y coordinada, va a ser más fácil resolver el problema. Hagámonos estas dos preguntas fundamentales; ¿cuáles son mis nuevos hábitos post cuarentena? y ¿a qué me voy a dedicar ahora? La respuesta a la primera nos muestra claramente a dónde se dirigirán los cambios que se avecinan, entonces, anticipémonos.

La respuesta de la segunda debería llevarnos a tomar decisiones drásticas sobre lo que pretendemos hacer de aquí en adelante al momento de entablar negocios. Hay opiniones divididas respecto a cómo cambiará el mundo después del Covid 19; algunos sostienen que no habrá cambios significativos y que ya hemos pasado por una situación parecida con la última pandemia que vivimos, la Gripe A H1N1 (2009); mientras que muchos otros creen que este evento marcará un antes y un después en nuestras vidas. Lo cierto es que hay diferencias fundamentales entre la situación que vivíamos en 2009 y la que estamos pasando hoy, aparte de las diferencias que tienen un virus y el otro.

Actualmente tenemos un nivel de madurez y de dependencia tecnológica considerablemente mayor a la que se tenía en 2009, debido al acceso que tienen las personas al internet. Estamos hablando de que el 16,8% de la población boliviana en 2009 utilizaba internet; en 2018 esto se incrementó al 44% de la población, según los datos del Banco Mundial. Si hacemos la comparación a nivel internacional, en 2009 el 25% de la población mundial utilizaba internet, en 2018 el 49,7% ( https://datos.bancomundial.org/indicador/IT.NET.USER.ZS?end=2018&start=2009).

 Otra diferencia fundamental reside en la crisis financiera que nos trae esta pandemia. La gerente directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, indicó recientemente que la perspectiva de crecimiento global para 2020 ya es negativa, lo que quiere decir que hemos entrado en una recesión que, según indica Georgieva, es tan fuerte o peor que la crisis financiera mundial de 2007/2008; lo que nos obligará a ser más creativos en las nuevas formas de generar negocios y de resolver problemas para salir de esta crisis.

 Entonces, ahora que consumimos y vivimos a través de la tecnología, manejamos las empresas con software a distancia, compramos en el supermercado mediante una aplicación móvil, estudiamos a través de la pantalla de la computadora, trabajamos en línea, nuestros encuentros sociales se hacen por videollamadas y movemos nuestro dinero a través de la banca por internet, es tiempo de mirar con buenos ojos la prestación de servicios tecnológicos, buscando ofrecer y utilizar servicios que trascienden fácilmente las fronteras del mundo y que usen la tecnología para disminuir costos y para generar mayor impacto.

Así también, el Estado deberá adaptar sus procesos burocráticos a la tecnología para dar mejores servicios a menor costo para los bolivianos, y tendrá que adaptarse a nuevas formas de manejar las empresas, ofreciendo incentivos para la formalización y digitalización de las mismas. Es tiempo de adaptarse y cambiar.

Omaira Saucedo Bendek es emprendedora social, directora de Estrategia en tuGerente.com